El dolor que me sana...
- karen
- 22 feb 2019
- 1 Min. de lectura
A veces sanar duele. Implica que caigan las lágrimas que tanto tiempo guardamos, que los órganos expresen todo lo callado y que el corazón se retuerza para limpiar viejas heridas.
La biología jamás se equivoca. Por eso recuerda que a medida que sanes tu cuerpo hablará un idioma hasta ahora desconocido por ti. El idioma del síntoma, de ese síntoma que aparece por un rato para cerrar un proceso de curación en camino. Si duele, calma el dolor un rato pero deja que haga su trabajo. Que el cuerpo es sabio y sabe cómo curarse. No interfieras con la mente en el orden natural de las cosas.
Si el corazón aprieta busca el silencio y un buen abrazo, pero debes saber que te estás sanando.
Sanar no es glamoroso. Implica reencontrarnos con aquellas historias que creíamos que estaban en el pasado, pero que hoy hemos reconocido que siguen vivas. Y eso duele, duele esperando ser escuchado y liberado. No tengas miedo de sanar, nada malo puede suceder en un camino de conciencia. Sólo transformación y alquimia de tu cuerpo y tu Ser.
Y el proceso no dura para siempre, no es eterno. Pasará, te lo prometo. Grandes y nuevos universos se abrirán si te animas a saltar al vacío de sanar.
🔹Florencia Cerutti.
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